miércoles, 16 de abril de 2008

Casualidades


Difícil en este momento buscar las palabras.
Si bien tengo claro lo que me gustaría decir, siento que las palabras exactas se me van de la mente. Producto, claro, de estas semanas agotadoras.
Aunque sea "mister brook", también siento cansancio y agotamiento.. ustedes entienden.
Fuera de bromas, han sido bien complicados estos días...
No les ha pasado que de un momento a otro todo se torna oscuro, negativo, estresante y angustioso? Pues ayer para mi lo fue...
Comencé con un día normal, aunque si fui a clases... y siguió mi laaargo día con una serie de conflicos en mis quehaceres cotidianos... y ¿por qué?, me pregunto, si era un día como cualquier otro, se cambió todo a negro.
Puedo explicar varios motivos, pero todos se me hacen insufiecientes para comprender el agobiamiento de ayer.
Mi día siguió y en cada actividad me sentía tan ajeno a todo y todos... sólo algunas personas y situaciones puntuales me unían como cable a tierra para no explotar... que era lo que realmente "necesitaba" hacer.
Me subí al colectivo, el 17 de siempre, y comenzó una canción que no puedo recordar, sólo sé que Dios me decía por medio de esa canción "soy tu amigo, y aunque aveces te olvides de mi, nunca te dejaré y secaré cada una de tus lágrimas", bastó un instante para que comenzara a derramar esos objetos salados que corren por las mejillas... por supuesto nadie me vió, no había gente a mi lado aparte del chofer y alguien en el asiendo de copiloto.
Pero estaba solo en la parte de atrás, solo, muy solo.
De pronto puse atención al dial que estaba sonando, y la frase que dijeron se me grabó como nunca había sucedido pese a que es una frase conocida: "no hay nada imposible para Dios".
Quienes me conocen sabrán cuanto me afectó en ese preciso momento... me sentía triste, y sobre todo, tan imperfecto, tan poco consecuente, pero aún así, habían lazos rodeandome.
Me bajé del colectivo lentamente, y antes de que lo hiciera, el chofer me dijo unas simples pero profundas palabras, "que Dios te bendiga".
Caminé hacia una plaza y no tardé en recibir una llamada de la mujer más importante para mi, notó mi voz quebrantada, y salió a mi encuentro... me abrazó entré junto a ella, ahí, junto a mi padre también, lloré, y me di cuenta que lo más hermoso que tengo en la vida, es a mi familia, y si Dios está junto a nosotros, si me cuidó ese día de tal forma, con tantas señales diciéndome "aqui estoy", pues ¿qué mas pediré?

No sé como seguirán mis días, pero sé que eso no lo olvidaré.


mr. Brook

2 comentarios:

gonn dijo...

claro, al final, no son casualidades...
nada es por error...
el hecho de que lo parezca lo hace más grandioso aún,
justo cuando más lo necesitas, te recuerda: "aquí estoy"...

...saludos

Pablo Amira dijo...

compadre...
Has sido un gran gusto conocerte, espero que podamos tambien caminar junto a Jesús los dos cada dia un poco más.

Si necesitas oracion algun dia, me hago el tiempo y oramos ok???
ns vemos por el T